1 marzo, 2017

Acerca de

El objetivo de estas obras es que los niños tengan una primera experiencia dentro del mundo del teatro, por ello, he huido de argumentos muy enrevesados, complicados y poco creíbles. Todo esto se traduce en unos textos ágiles, dinámicos, repletos de frases cortas y de fácil aprendizaje, adecuadas a su edad y relacionadas con la acción a realizar.

Con el fin de facilitar el trabajo a la persona que va a dirigir teatro, las obras incluidas, contienen una gran cantidad de acotaciones, en las que explico: escenografías, vestuario, atrezo, movimientos de los actores —puesta en escena— y características del personaje y algún que otro gag, que harán las delicias del público asistente.

Antes de escribir teatro para niños, me encontraba con obras en las que había un único protagonista con una gran cantidad de texto, mientras que el resto de personajes no tenían nada o casi nada, y su papel se limitaba a, por ejemplo, hacer de árbol o nube; lo que no me parecía pedagógico. Por eso, en mis obras, he intentado que el protagonista no tenga un elevado número de frases y que la diferencia entre el resto de personajes y él, sea mínima. Si por alguna razón, un personaje no tiene muchas escenas, esa diferencia se compensa con la representación de un papel divertido o especial que se meterá a los espectadores en el bolsillo. Tal es el caso del Molinero de Los tres pelos de oro de la cabeza del Diablo o del Científico de ¡Madre mía… qué cabezas!, el Vigilante en Atrapados en el museo etc.

Es muy importante que el niño no relacione el teatro con una experiencia aburrida, llena de palabras sin significado. Además, debemos lograr que los actores se muevan por la escena con mucha naturalidad y dinamismo, y no que se limiten a permanecer estáticos diciendo un texto, repitiéndolo como si fueran loros.

Tanto el público como los actores tienen que disfrutar del teatro como si se tratase de un juego, de un viaje a la imaginación. Deben desprenderse de ellos mismos para ser el otro… su personaje.

Todo lo que el niño sueña, se puede representar encima del escenario.

El teatro, como toda expresión artística, es —por encima de todo— un acto de libertad.